La Opinión "Aquí Mismo".-Los mexicanos nos vanagloriamos
de preservar nuestras costumbres y tradiciones; es más, hasta nos pitorreamos
de la muerte y le hacemos fiesta. Pero también celebramos las malas costumbres,
como por ejemplo el fraude electoral, la tranza, el compadrazgo, la corrupción
y definitivamente una de las acciones más practicadas es el “Año de Hidalgo”
(muy wey el que deje algo).
Esta práctica ancestral dentro
de nuestro sistema político mexicano ha sido inspiración para productores
teatrales, cinematográficos y televisivos, quienes han llevado a las pantallas
y al escenario las peores mañas y triquiñuelas de nuestros tan queridos
políticos.
Cada que concluye un periodo
gubernamental (en sus tres órdenes: federal, estatal y municipal) es común ya
escuchar en noticieros que la anterior administración se llevó todo y que dejó
deudas millonarias. Y el mexicano, siempre tan lleno de fe y esperanza, lo
olvida todo y cree que el nuevo Presidente, el nuevo Gobernador o el nuevo
Presidente Municipal llegará a poner orden y al final de su mandato entregará
buenas cuentas al pueblo que lo llevó al poder, cosa que por supuesto no
ocurre.
Lamento decepcionar a quienes
mantienen esa fe y esa esperanza. Está comprobado que gobierne el partido que
sea, PRI, PAN, PRD, PT, Verde Ecologista, alianzas extrañas o partidos locales,
el resultado siempre es el mismo al concluir el mandato: arcas vacías, oficinas
desmanteladas, deudas millonarias, entre otros faltantes, excepto el personal
sindicalizado que sólo observa y calla (¿por complicidad o por temor?).
En este relevo de poderes, el
pasado 1 de enero, el común denominador entre los nuevos Presidentes
Municipales es que sus antecesores dejaron en la ruina al Ayuntamiento.
El nuevo Edil de Tlacolula,
por ejemplo, denunció públicamente que su antecesora, la priísta Concepción
Robles Altamirano, sólo dejó sillas viejas, escritorios rotos y mesas rentadas.
“Recibí un municipio totalmente saqueado, con deudas que hay que pagar. Debemos
casi 300 mil pesos de alumbrado público por cheques rebotados a la Comisión
Federal de Electricidad. Quedamos totalmente endeudados", dijo el nuevo
mandatario.
Por lo que respecta a la
administración del perredista José Julio Antonio Aquino, la denuncia del actual
Edil, el priísta Héctor Santiago Aragón, es que dejó en la ruina al ayuntamiento
de Santa Cruz Xoxocotlán, “Nos han dejado un municipio en la ruina, con obras
inconclusas, deudas, saqueo de oficinas y carros inutilizables, por lo que aún
queda mucho camino por recorrer”, expresó el llamado “Lobo Mayor”.
La Revista En Marcha, que
dirige el periodista Cuauhtémoc Blas, publicó el 31 de diciembre de 2013 la
lista de los peores munícipes de la historia reciente de Oaxaca. En esta lista
figuran los ex presidentes de Salina Cruz, el panista Gerardo García
Henestroza, quien supo evadir con habilidad política su responsabilidad ante el
Ayuntamiento porteño pues brincó de la silla municipal al curul del congreso
local a donde arribó por segunda ocasión al amparo del PAN.
El sello del Alcalde de Santa
Cruz Xoxocotlán, el perredista José Julio Antonio Aquino, fue la prepotencia y
la corrupción. Durante su administración, debió rendir puntual cuenta ante el
Congreso del Estado, pero se burló de los ordenamientos de la Secretaría de la
Contraloría y Transparencia Gubernamental, la cual presentó un expediente para
iniciar un procedimiento administrativo en contra del alcalde por el desvío de
2 millones 786 mil 376 del programa federal Hábitat que no se ejercieron y que
tampoco se reintegraron.
Y así, en la lista siguen el
neoperredista ex alcalde de Tuxtepec, José Manuel Barrera Mojica; José Luis
Villalobos Villalobos, de Tehuantepec y Daniel Gurrión Matías, de Juchitán de
Zaragoza. La pregunta obligada es: Si la Secretaría de la Contraloría y
Transparencia Gubernamental, la Auditoría Superior del Estado y demás
instancias oficiales conocen la existencia de malas prácticas en el ejercicio
presupuestal de estos especímenes, ¿por qué no actúan, por qué les permiten
seguir en la brega política brincando de una posición a otra?
¡Qué carita!
El que llegó literalmente con
una jeta de pocos amigos al Tercer Informe de la Presidenta Honoraria del
Consejo Consultivo del Sistema DIF-Oaxaca, Mané Sánchez Cámara, fue el
mismísimo Gobernador Gabino Cué.
El tipo, desde su arribo al
palacio de Gobierno, pasaba entre la gente con un rostro de pocos amigos,
contraste abismal con su ex esposa, la señora Mané, quien saludaba detenida y
cálidamente a la gente que ya estaba esperándola.
El rostro del mandatario se
endureció aún más cuando el maestro de ceremonias presentó a las personalidades
de tan singular evento: mencionó, en primer lugar, a la señora Mané; luego al presidente del
Tribunal Superior de Justicia, el magistrado Alfredo Lagunas; al presidente de
la Mesa Directiva del Congreso estatal, y al final a Gabino Cué, quien al ser
mencionado, no le quedó de otra más que levantarse de su asiento pero eso sí,
con una cara de sargento mal pagado.
Después, cuando Mané le
agradeció todo el apoyo a la tarea que ella encabeza, el Sr. ni siquiera fue
capaz de corresponder con un gesto amable. Es notorio el malestar del
Gobernador quizá con los magros resultados de su política dócil y
“democrática”. Todavía está a tiempo de replantear su estrategia política, si
es que lo dejan.
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