"Renovarse o morir",
dice una conocida frase por ahí. Aplicaría para casi cualquier práctica de
nuestra sociedad, incluso para la tradición del matrimonio que en América aún
sigue siendo de rito sagrado, donde es conocida como una institución que no
puede ser trastocada.
Sin embargo, el nivel de
divorcios, por lo menos en México, ha aumentado en los últimos años. En 2009,
por cada 100 matrimonios, hubo 15.1 divorcios, de acuerdo con cifras del INEGI.
La mayoría de los divorcios venían de parejas de más de 10 años de casadas. Y
se encontró que en un 67 por ciento de los casos, los hombres eran mayores que
las mujeres en cuanto a edad. Fue además, a partir de 2009 que los matrimonios
se redujeron en 21 por ciento y los divorcios aumentaron en un 61 por ciento.
Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿cuál es entonces el secreto de un matrimonio
feliz?
El diario británico The
Telegraph lanzó las siguientes preguntas: ¿cómo podemos todavía regirnos por
reglas antiguas que nos devastan como la fidelidad, que a su vez hace del
matrimonio una especie de prisión?, ¿Por qué no hemos sido capaces de recuperar
la emoción embriagadora que nos da la juventud y soltería, mientras mantenemos
protegida nuestra vida familiar?
Ha llegado el momento de
adaptar las normas del matrimonio al siglo XXI; que se rigen ya por los avances
tecnológicos y científicos que ha tenido nuestra sociedad. Empezando por las
sociedades que mayormente se niegan a los cambios, pues es en estas donde el
matrimonio tiene una generalidad más rigurosa, donde las parejas tienen que
lidiar con compromisos como las crisis de edad, la presión del trabajo, los
hijos y el sexo esporádico con la pareja, y donde la infidelidad es vista en
términos peyorativos y como una forma de hacer daño o incluso "hacer
trampa". Es así que cuando se descubre el adulterio, es cuando los
divorcios aumentan.
Y es que, muchas veces el amor
entre una pareja ya casada deja de relacionarse con emociones como la
excitación, la exaltación, la precaución, la lujuria, la aventura y otros;
suelen perderse y envejecer como recuerdos solamente. Es ahí cuando viene la
pregunta: ¿es posible que ser adultero podría llevarnos a tener mejores
relaciones matrimoniales y menos divorcios?
De acuerdo con la publicación
mencionada, en los países más permisivos, el nivel de divorcios es menor porque
tanto hombres como mujeres tienen la libertad de tener una aventura sin que
esto ponga en duda la relación y sin tomar esto como una incitación a la
traición. En Francia, por ejemplo, una cuarta parte de la población, tanto
hombres como mujeres, tienen relaciones extramaritales sin que esto signifique
un riesgo de separación. Incluso, existen lugares públicos donde las personas
pueden encontrarse con sus amantes en un horario de dos horas.
En Japón, mientras tanto, las
Geishas ya han sido insertadas en sociedades modernas en las que el sexo y la
pornografía están prácticamente en todas partes. Además, los nipones reconocen
la diferencia entre el sexo como actividad de ocio y el sexo como una cuestión
de unión física, espiritual y emocional, que tiene que ver únicamente con la
pareja.
Por otro lado, los países
nórdicos ya son un ejemplo de cómo las parejas sí pueden modificar su
pensamiento respecto al modelo de pareja. Hombres y mujeres discuten si es
posible que los integrantes puedan mantener una relación extramarital, no con
el fin de reemplazar a la ya existente, sino como una terapia alternativa que
provoque el mejoramiento de la actual.
Aun así, son muchas las sociedades
que se resisten para darle ese nuevo enfoque al matrimonio. Esto sin duda tiene
que ver con una cuestión moral y religiosa, donde se ha mantenido el tema de la
sexualidad cerrado. No se puede hablar abiertamente de sexo porque se le
confunde con la procreación; al no hablar de sexo abiertamente, se crea una
monogamia forzada. Para solucionarlo, se sugiere realizar un nuevo conjunto de
reglas, que cuente con los beneficios de una vida sexual revitalizada fuera del
hogar.
A esta propuesta se le han encontrados
diversos lados positivos que pueden ayudar a darle el sí a esas nuevas normas,
como que en Estados Unidos los economistas David Blanchflower y Oswald Andrew
establecieron que monetariamente, es decir, si se aumentan las relaciones
sexuales por lo menos una vez al mes, se ganan 700 pesos de felicidad; si
hablamos de un matrimonio duradero, el equivalente sería a más de mil 300
pesos. O sea que si mezclamos estos dos, lo que tendríamos es una gran cantidad
de felicidad.
Habrá que tomar en cuenta
también que la vida de los matrimonios ahora es mucho más alta de lo que solía
ser debido a la media de vida que llevamos; si antes moríamos a los 30 años, el
matrimonio terminaba, ahora morimos con mucha más edad.
Por estas y otras razones, en
la red han aparecido portales que ofrecen aventuras para personas casadas,
donde se establece que no se tratará de nada más que una relación concebida
para tener sexo sin compromisos ni consecuencias domésticas. Lo que parecía
sorprendente en sociedades donde esto no está "bien visto", es que
tienen muchos usuarios dispuestos a encontrar a una pareja sexual. Y es que,
resulta que las personas ya casadas y que casi no tienen sexo, son las que
mayormente buscan aventuras.
Es así como al sexo, en muchas
partes del mundo, no se ve como una actividad de ocio que permite a las
personas en matrimonios célibes ponerle a su relación más felicidad (recuerda,
más sexo más felicidad), sino aún como un tabú. Sin embargo, internet resulta
ser el medio de desahogo, pues más de la mitad del tráfico registrado tiene que
ver con dichas cuestiones.
La sugerencia, por lo tanto,
de Catherine Hakim, socióloga que escribió el artículo, es revalorizar las
normas del matrimonio para ver el sexo como una actividad de ocio.
¿Estás de acuerdo?
¿Crees que las relaciones
extramaritales sean la solución a los divorcios?
El sexo extramarital no se debe confundir con insinuación de traición; sólo se trata de revitalizar las normas del matrimonio |
Fuente: de10.com.mx
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