SEDENA.- El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, cubrían sus vacantes y completaban
sus efectivos por medio del enrolamiento voluntario; durante la
revolución se formaron por este procedimiento los grandes contingentes
armados, que después, organizados debidamente se convirtieron en nuestro
Ejército y Fuerza Aérea actual.
Ese sistema de reclutamiento, había sido suficiente para afrontar las necesidades de la Defensa Nacional; pero la situación evidenciada, en el lejano oriente y en los campos de batalla europeos, en la 2/a. Guerra mundial, imponía la reorganización del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
Ese sistema de reclutamiento, había sido suficiente para afrontar las necesidades de la Defensa Nacional; pero la situación evidenciada, en el lejano oriente y en los campos de batalla europeos, en la 2/a. Guerra mundial, imponía la reorganización del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
Era urgente la reorganización, por lo que atañe al sistema de reclutamiento pues cristalizadas las aspiraciones populares y en plena marcha el país hacia su desarrollo integral, era previsible que llegaría el momento en que no funcionaría el método de enrolamiento voluntario, por lo que los obreros y campesinos, con mejores condiciones de vida pudieran evadir el Servicio de las Armas, se podría producir así, un hecho grave que impidiera el desarrollo y funcionamiento normal de la Institución Armada, y ésta; como último recurso se hubiera visto en la necesidad de conservar a los individuos que la integraban hasta ser retirados por razones de edad, con la doble e indeseable consecuencia de disminuir el poder combativo de las instituciones y de aumentar la carga de clases pasivas. Estas consideraciones unidas al esfuerzo coordinado e integral de todos los elementos de la Nación, hacían indispensable el recurrir al sistema de conscripción para el reclutamiento del personal del Ejército.
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